I+D+I en patrimonio arquitectónico

Friday, October 21, 2005

el método científico: comenzar por el problema


No hace falta leer a Mario Bunge (aunque por supuesto es un autor de primera y conviene tenerle cerca de la cabecera, miren al menos en wikipedia), para hacerse una idea de lo que es el método científico. Lo primero es ser conscientes de un cuerpo de conocimiento sobre una materia, este cuerpo se compone fundamentalmente por teorías, hipótesis, escuelas y un conjunto de problemas interesantes o símplemente de moda. Una vez ubicados (esto suele costar bastantes años si se quiere hacer bien), hay que situar el problema que nos interesa a nosotros en particular y suspirar para que también le interese a los demás porque entonces todo es más sencillo (especialmente si le resulta imprescindible a un estado para ganar una guerra, a una compañía para mejorar sus resultados económicos, o al menos está en sintonía con el tema preferido del másquemanda, que dicen los canarios, en cada departamento).
Situar el problema y saber a quién le ha interesado hasta ahora, a quién le interesa ahora y a quién le puede interesar mañana, no sólo es importante, es vital. Nos ayuda a plantear el problema con claridad, sin ambiguedades y con límites, esto vale mucho, pues nos dice los objetivos de la investigación, al menos para arrancar (por que la investigación es un proceso iterativo, y como Sísifo con su piedra, siempre hay que volver a empezar) y también nos ayuda a saber sobre el problema para pensar en cómo resolverlo.
En otro momento hablaremos aquí de la creatividad, y veremos cómo para inventar hace falta tener conocimientos, pero de momento nos quedamos con la importancia de fundamentar nuestro problema particual.
El empleo de las fuentes documentales ayuda en ambas tareas básicas: la de conocer la historia y la proyección del problema; y la de fundamentar el problema, tanto en los aspectos teóricos (teorías e hipotsis) como en los prácticos (métodos de resolución).

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